La protección del medioambiente se ha convertido en una prioridad global. El concepto central que guía las políticas actuales es el de Desarrollo Sostenible, definido por primera vez en el Informe Brundtland (1987) y consolidado en la Cumbre de la Tierra de Río (1992).

El desarrollo sostenible se define como "aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender las suyas". Este concepto se apoya en tres pilares interconectados:

• Sostenibilidad económica: Un crecimiento económico que sea viable y equitativo.
• Sostenibilidad ambiental: La protección de los ecosistemas y la conservación de los recursos naturales.
• Sostenibilidad social: La búsqueda de la equidad, la justicia social y la preservación de la cultura.

Hitos importantes como la Conferencia de Estocolmo (1972) y la Agenda 21 de Río sentaron las bases para que los gobiernos y organizaciones, incluido el SAS, integren la variable ambiental en todas sus actuaciones.