Un equipo de trabajo eficiente no surge espontáneamente, sino que se construye sobre cinco pilares fundamentales que garantizan su cohesión, enfoque y capacidad para lograr metas comunes de alta calidad.
- Complementariedad: Cada miembro aporta habilidades y conocimientos diferentes y únicos, que se complementan con los de los demás para formar un todo más completo y capaz.
- Coordinación: El equipo actúa de forma organizada y sincronizada, generalmente bajo la dirección de un líder, para asegurar que los esfuerzos individuales se alineen hacia el objetivo común.
- Comunicación: Deben existir canales de comunicación abiertos, fluidos y honestos entre todos los miembros, permitiendo el intercambio de ideas e información de manera eficaz.
- Confianza y Empatía: Cada persona confía en la capacidad y el buen hacer de sus compañeros. Se fomenta una buena relación de trabajo basada en el respeto y la empatía.
- Compromiso: Todos los miembros se comprometen a dar lo mejor de sí mismos, asumiendo una responsabilidad personal y colectiva para alcanzar el objetivo final del equipo.