Las características de un tejido dependen de las propiedades de las fibras que lo componen. Estas propiedades se agrupan en tres categorías principales:
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Propiedades Geométricas: Incluyen la longitud, finura, rizado y la forma de su sección transversal. Estos factores son determinantes para el tacto, la apariencia y la calidad general del tejido final.
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Propiedades Físicas: Definen el comportamiento mecánico y térmico de la fibra. Entre ellas se encuentran la resistencia a la tracción y a la torsión, la elasticidad, y su reacción frente al calor (si encoge, se derrite, etc.).
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Propiedades Químicas: Hacen referencia a la capacidad de la fibra para resistir la acción de agentes externos como ácidos, álcalis (productos de lavado) y la luz solar, factores que pueden degradarla o alterar su color.