El tratamiento correcto de las manchas es crucial para la recuperación de la ropa. Cada tipo de mancha requiere un método específico:
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Sangre: Debe tratarse con agua FRÍA y detergente. El calor fija la mancha de forma permanente.
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Clorhexidina: Es una mancha difícil provocada por un desinfectante. NUNCA debe usarse lejía (cloro), ya que la fija y la vuelve amarilla. Se elimina con agua oxigenada o perborato.
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Moho: Se produce por la humedad y se elimina con hipoclorito sódico (lejía) diluido, siempre que el tejido lo permita.
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Orina: Se recomienda frotar la mancha con zumo de limón antes del lavado.
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Tinta: Se puede tratar aplicando un spray antimanchas específico o mojando la zona con alcohol antes de lavar.
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Grasa de máquinas: Se elimina con detergentes y alta temperatura. Es importante eliminarla antes del planchado, ya que la calandra la fijará.