La ropa en un entorno hospitalario cumple una función esencial de abrigo, protección e intimidad para el paciente, siendo un factor clave para su comodidad y bienestar general durante su estancia.
Para garantizar su correcta función, toda la lencería hospitalaria debe satisfacer tres características fundamentales e irrenunciables:
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Comodidad: Las prendas deben ser holgadas y estar libres de pliegues, arrugas o costuras gruesas que puedan causar lesiones en la piel o restringir los movimientos del paciente.
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Suavidad: Los tejidos deben ser suaves al tacto para evitar cualquier tipo de irritación cutánea producida por el roce constante.
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Higiene: Es la característica más crítica. La ropa debe encontrarse en un estado higiénico óptimo, lo que implica un riguroso proceso de lavado, desinfección, secado, planchado y almacenamiento.