La comunicación es una competencia esencial para el celador. Es crucial dominar tanto la comunicación verbal como la no verbal, que puede llegar a transmitir más del 80% del impacto de un mensaje.
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Comunicación Verbal: Debe ser clara y tranquilizadora. Es importante usar un tono de voz calmado, un volumen adecuado, un ritmo pausado y, sobre todo, un lenguaje sencillo, evitando tecnicismos sanitarios que el paciente no pueda comprender.
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Comunicación No Verbal: Incluye gestos y posturas. Una sonrisa amable, mantener el contacto visual, una postura corporal abierta y respetar el espacio personal del paciente (proxémica) son claves para transmitir empatía y confianza.
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Barreras en la Comunicación: El celador debe ser consciente de las posibles barreras, como el ruido ambiental (físicas), el dolor o la ansiedad del paciente (fisiológicas y psicológicas) o el uso de jerga (semánticas).