El proceso de lavado combina acción mecánica, térmica y química para obtener un producto bacteriológicamente seguro.
- Dilución y agitación: Eliminan gran número de gérmenes.
- Jabones y detergentes: Liberan la suciedad y tienen cierta acción microbicida.
- Clorados: Aseguran una mayor destrucción bactericida y virucida.
- Temperaturas de 60°C o más: Tienen actividad bactericida sobre gérmenes no esporulados.
- Neutralizantes: Un cambio brusco de pH (de 12 a 5) completa la destrucción microbiana.
- Secado y planchado: Complementan la destrucción de organismos.
La ropa quirúrgica debe ser esterilizada después de ser lavada. Tras cada lavado, debe ser inspeccionada para detectar residuos, suciedad o defectos físicos (agujeros, etc.).