La calidad en la hostelería hospitalaria es un factor clave de competitividad. Se basa en alcanzar y mantener unos niveles de calidad adecuados, estableciendo criterios objetivos a partir de las necesidades y expectativas del cliente (paciente).
Se distinguen dos tipos de calidad que deben unirse para lograr la calidad total:
La planificación de la calidad busca evitar fallos mediante tres tipos de medidas: preventivas (detectar riesgos), correctoras (solucionar problemas ya ocurridos) y de control y verificación (comprobar que se cumplen los criterios).