Un fallo es el cese de la aptitud de un elemento para realizar su función requerida. Entender su comportamiento es fundamental para la gestión del mantenimiento.
La "Curva de Bañera" representa gráficamente la tasa de fallos de un equipo a lo largo de su vida útil y se compone de tres fases:
- Zona de mortandad infantil: Al inicio de la vida útil, la tasa de fallos es alta y va disminuyendo a medida que se corrigen los defectos iniciales.
- Zona de vida útil: Es la fase más larga, con una tasa de fallos baja y constante. Aquí los fallos son aleatorios.
- Zona de envejecimiento: La tasa de fallos vuelve a crecer debido al desgaste y degradación de los componentes.
Clasificación de fallos:
- Fallos por desgaste: Su probabilidad aumenta con el tiempo de uso. Son previsibles.
- Fallos repentinos: No pueden preverse mediante examen previo. Su probabilidad es incontrolable.