La limpieza es el proceso de eliminar la suciedad de las superficies y es un paso previo y prioritario a la desinfección o esterilización. Una limpieza eficaz se rige por el Círculo de Sinner, que combina cuatro factores:
- Acción mecánica: La fricción (manual o mecánica).
- Acción química: El producto utilizado y su concentración.
- Tiempo: El tiempo de contacto del producto con la superficie.
- Temperatura: La temperatura del agua o del producto.
Si se disminuye uno de los factores, se debe compensar aumentando otro para mantener la eficacia. Existen tres tipos principales de limpieza:
- Limpieza normal o de rutina: La que se realiza a diario en superficies de uso cotidiano.
- Limpieza general o a fondo: Una limpieza en profundidad que incluye paredes, techos y movilización de mobiliario.
- Limpieza concreta o terminal: Se realiza en situaciones específicas, como al alta de un paciente, al finalizar la programación de un quirófano o tras un hecho accidental, para dejar el área operativa de nuevo.