El objetivo del procesado de ropa hospitalaria es alcanzar la "calidad higiénica", eliminando no solo la suciedad visible, sino también la contaminación por microorganismos. Para ello, es imprescindible un control riguroso de cada fase del proceso.
Los puntos de control clave son:
- Control del agua: Se miden parámetros como la dureza, el pH y la temperatura.
- Control de productos: Se verifica la naturaleza y la dosis de los productos químicos, que debe ser automatizada.
- Control de la maquinaria: Se revisa el funcionamiento de tambores, rodillos, termostatos y sistemas de seguridad.
- Control de las operaciones:
- Clasificación: Comprobar que se han retirado objetos de las bolsas.
- Carga: No sobrepasar la capacidad de las lavadoras.
- Lavado: Controlar agua, productos y máquinas.
- Planchado, plegado y envasado: Controlar temperaturas y que el proceso sea correcto.
Además, se realiza un control visual de la ropa limpia para rechazar prendas en mal estado y análisis microbiológicos periódicos por parte del Servicio de Medicina Preventiva.