La supervisión es una función clave del mando intermedio y no debe confundirse con la vigilancia. Su objetivo es controlar la correcta realización del trabajo para comprobar si se están alcanzando los objetivos planificados. Si no es así, permite modificar la planificación para corregir desviaciones.
Los principales puntos a supervisar se agrupan en tres áreas:
- Relativos a las funciones: Cómo se desarrollan los procesos, si se aplican bien los productos o se usan correctamente los medios técnicos.
- Relativos a los resultados: El nivel de limpieza, el orden, la puntualidad, la calidad del servicio y la valoración de los usuarios.
- Relativos a la organización: La productividad del equipo, la eficiencia, el absentismo, la motivación y el nivel de participación.